Empleo femenino y la urgente necesidad de diseñar políticas de plena reinserción

noviembre 25, 2021
MF Economía
Empleo femenino y la urgente necesidad de diseñar políticas de plena reinserción

Del total de la población paraguaya, el 71,4% ó 3.718.022 personas han formado parte de la fuerza de trabajo (FT) entre los meses de julio, agosto y septiembre de este año 2021 (Tercer Trimestre- 3T). Esto representa un aumento de 0,7 puntos porcentuales (pp) 104.404 en el comparativo interanual y una reducción de 0,6 pp (11.889 menos) con relación al segundo trimestre de este año (abril mayo y junio- 2T). 
De acuerdo con la definición utilizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el grupo está conformado por personas de 15 y más años de edad que en el período de referencia dado, suministraron mano de obra para la producción de bienes y servicios económicos o estaban disponibles y haciendo gestiones para incorporarse a dicha producción.
En el desagregado por género, los datos del INE en el 3T de 2021 revelan que los hombres (84%) conforman la mayor fuerza de trabajo total en Paraguay frente a las mujeres (59,1%). La diferencia es similar en las zonas urbanas y rurales. 
Al comparar los datos del tercer trimestre de 2021 con el mismo periodo, pero del año pasado, la FT compuesta por las mujeres registra un crecimiento de 1,6 puntos porcentuales, es decir, 65.239 trabajadoras más que ingresaron a la mencionada categoría, principalmente en las zonas urbanas, ya que la rural experimentó una reducción. En la intertrimestral de este año se observa la salida de 26.653 mujeres con mismo comportamiento negativo en las dos zonas geográficas del país. 
Para el caso de los hombres, el crecimiento fue de 39.165 entre el 3T de 2021 con respecto a los mismos meses de 2020. Al comparar con el segundo trimestre también se verifica un crecimiento de 14.764 varones dentro de la fuerza trabajo, un comportamiento adverso al registrado en el grupo de las mujeres. Los números muestran un crecimiento en el interanual e inter trimestral, así como en las áreas urbanas y rurales. 
Los datos anteriores muestran una clara recuperación de la fuerza de trabajo conformada por mujeres en el comparativo interanual, debido a los efectos estadísticos favorables de una menor base de comparación. Sin embargo, en el intertrimestral hubo una importante salida, la que estaría explicada por una significativa caída en el nivel de desempleo. 
Antes de ahondar en los datos de desocupación es importante revisar los de la población ocupada conformada por las personas en la fuerza de trabajo que trabajaron con o sin remuneración por lo menos una hora en el período de referencia o que, aunque no hubieran trabajado, tenían empleo del cual estuvieron ausentes por motivos circunstanciales (enfermedad, licencia, vacaciones, paro, beca, etc.).
Entre los meses de julio, agosto y septiembre de 2021, la tasa de ocupados en el país representó el 66,7% ó 3.475.116 trabajadores. De este total, el 59% estaba integrado por hombres y el restante 41% por mujeres. 
La brecha entre hombres y mujeres ocupados ha sido una situación históricamente registrada en el país. Al comparar la cantidad de ocupados con el mismo periodo, pero del año 2020, los datos del INE revelan una importante recuperación del empleo femenino a nivel país con la reincorporación de 113.769 trabajadoras, sobre todo en las zonas urbanas (100.593 mujeres empleadas). Para el caso de los hombres ha sido menor con 42.426 personas que ingresaron al mercado laboral con números igualmente positivos en las áreas urbanas y salidas en las rurales. En este mismo contexto, el retorno de personas del campo a la ciudad podría explicar el nuevo escenario. Durante la pandemia, las zonas rurales sirvieron como seguro de desempleo para las miles de personas que antes de la crisis se habían trasladado hasta las zonas urbanas en busca de mejores condiciones de vida. Con el cierre de empresas, un importante grupo regresó a su hogar de origen. 
En la relación intertrimestral se verificó también un aumento de 26.833 de la mano de obra femenina ocupada, tanto en la urbana como en la rural, pero mayormente en los centros de las ciudades. Este comportamiento ha sido similar para el crecimiento observado en el empleo masculino. 
Con respecto a los niveles de desocupados, los datos en el comparativo interanual muestran una reducción tanto en el grupo de los hombres como en el de las mujeres. Sin embargo, el desempleo femenino es el que registró una caída más significativa de 3,6% ó 48.530 mujeres que salieron de la mencionada condición, frente al -0,3% ó 3.261 hombres. Al observar los datos entre el 2T y 3T de este año, la disminución fue de 53.486 mujeres desocupadas, destacándose la reducción en las zonas urbanas. 


•    Sectores económicos y la contratación intensiva de mano de obra femenina
La mayor flexibilización de las medidas sanitarias liberó a las mujeres, ya que, con la apertura de los centros educativos, las clases pasaron de ser virtuales a presenciales. Es de recordar que las mujeres han sido históricamente las encargadas del cuidado del hogar, actividad sin remuneración alguna y que aumentó de manera considerable durante el periodo de confinamiento a causa de la crisis sanitaria.
Además, se reactivaron los sectores vinculados a los comercios y servicios, que durante la pandemia fueron los más afectados. La reapertura se tradujo en la contratación de empleados, principalmente mujeres, ya que forman parte del mayor grupo de personas que laboran en el sector terciario. 
Datos procesados por la Consultora MF Economía?Inversiones muestran que la brecha entre hombres y mujeres es similar en el sector de comercio, restaurantes y hoteles, pero superior en el sector de servicios comunales, sociales y personales que incluye la enseñanza y representa el mayor peso dentro del rubro. Además, dentro este segmento se encuentra se encuentran los empleos de la administración pública, salud, veterinaria, actividades de esparcimiento, culturales y deportivas, noticias, servicios domésticos. 
Del total de la población ocupada en Paraguay, el 65% de las mujeres están empleadas en los servicios y 45% en el comercio. El restante de las actividades económicas está concentrado en los hombres (ver gráfico). 
La recuperación del empleo femenino ha sido muy considerable al comparar los datos de manera interanual. En el tercer trimestre de 2020, existían 504.765 mujeres empleadas lo que pasó a 582.767 en el mismo periodo, pero de este año, es decir, 78.000 mujeres se reintegraron al mercado laboral en un año frente a los 39.500 hombres que también ingresaron al mercado laboral. 
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denominado “Avanzar en la reconstrucción con más equidad: Los derechos de las mujeres al trabajo y en el trabajo, en el centro de la recuperación de la COVID-19” refiere que las mujeres siguen soportando la mayor carga del trabajo de cuidados no remunerado. Dada esta condición, las mujeres empleadas tuvieron que reducir las horas de trabajo remuneradas o ampliar sus horas totales de trabajo (remuneradas o no) hasta niveles “insoportables”.
De acuerdo con el mismo documento, las mujeres a nivel mundial siguen ganando un 20% menos que los hombres. Según estimaciones basadas en una muestra de 28 países europeos, sin las subvenciones salariales, las mujeres habrían perdido el 8,1% de sus salarios en el segundo trimestre de 2020, frente al 5,4% en el caso de los hombres
En Paraguay, las mujeres dedican la mayor parte de su tiempo a las tareas del hogar y luego al trabajo remunerado. Así, el 38% de su tiempo son utilizadas para actividades domésticas y el 35% para cuestiones laborales cuando los hombres solo dedican el 9% al trabajo doméstico y el 68% a su ocupación principal o empleo. (Principales Resultados de la Primera Encuesta sobre Uso del Tiempo, EUT 2016- Paraguay. Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos).
Esta importante brecha en la distribución de las tareas se deprendería en el país de un esquema cultural-rural del pasado basado en que el hombre ha sido el encargado de producir y proveer al hogar, mientras que las mujeres han tomado el rol de la organización de la vivienda y la crianza de los hijos. No obstante, esta estructura ha ido cambiado de manera acelerada en los últimos años con la mayor preparación profesional femenina, cambio de prioridades, conquista de espacios que estaban ocupados tradicionalmente por hombres y el acceso a nuevas oportunidades. 
Finalmente, la crisis sanitaria provocó un retroceso en los indicadores de empleo femenino, sin embargo, la recuperación observada a más de un año de la pandemia muestra que el esquema social y económico se ha transformado e incorporado a las mujeres en el proceso de reconversión con aún importantes desafíos.
El enfoque de género en el diseño de las políticas públicas y privadas para el corto, mediano y largo plazo debe ser la consigna en el proceso de reencauzar la economía. Sistemas laborales que consideren aspectos y factores propios de las mujeres reduciría las brechas existentes, potenciando las capacidades de un grupo que viene sumando al desarrollo y crecimiento del país. 
 


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