Deuda Pública de Paraguay: Descripción, análisis y desafíos
A modo de entender el proceso que ha tenido la Deuda Pública en Paraguay es necesario recapitular eventos puntuales que p ... Leer Más >>
La crisis sanitaria provocada por la Covid-19 afectó de manera considerable los indicadores económicos, financieros y sociales a nivel mundial.
El mercado laboral experimentó una profunda caída solo similar a lo registrado en los años cincuenta. De hecho, América Latina y el Caribe han cargado nuevamente con los peores impactos desde el 2020. El número de ocupados se había contraído 9% en el primer año de la pandemia y las perspectivas para el 2021, pese al proceso gradual de reapertura económica, no alcanzaría los niveles de la precrisis, de acuerdo con el “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2021”de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe- CEPAL.
En cuanto a las categorías empresariales, las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) figuran como las más afectadas. Estimaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) refieran que las MIPYMES representan el 95% de las empresas de todo el mundo y generan el 60% del total del empleo a nivel mundial. Además, su contribución ronda el 35% del Producto Interno Bruto (PIB) en los países en desarrollo y del 50% en los países desarrollados. Es de destacar igualmente que son grandes empleadoras de mujeres y jóvenes, y uno de los principales motores de la innovación y el crecimiento económico.
El reciente estudio del Centro de Comercio Internacional de las Naciones Unidas reveló que el 60% de las microempresas y el 57% de las pequeñas empresas fueron gravemente afectadas por la pandemia, frente al 43% de las grandes empresas. La mayor afectación estuvo vinculada a la limitada capacidad financiera de las MIPYMES, que con la pandemia terminó por sobre evidenciar su debilidad a diferencia de las demás categorías empresariales, caracterizadas por una mayor fortaleza ante eventos adversos.
Como se mencionaba, las micro, pequeñas y medianas empresas son las principales empleadoras de mano de obra femenina y juvenil. Por consiguiente, el complicado escenario también recayó en estos grupos. Al respecto, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT) habían señalado que desde hace 15 años no se registraba una tasa tan baja de participación femenina en el mercado laboral. Miles de ellas, además de enfrentarse a la destrucción de sus puestos laborales, se vieron obligadas a quedarse al cuidado en tiempo completo del hogar, ante el cierre de escuelas, universidades, centros de formación profesional, etc.
Estimaciones del mismo organismo revelaban que aproximadamente 13,1 millones de mujeres vieron desaparecer sus puestos de trabajo a causa de la abrupta baja en la participación laboral, sumándose a las más de 12 millones que ya estaban afectadas por la desocupación desde antes de la pandemia.
Si bien el proceso de reactivación económica en 2021 absorbió nuevamente importante mano de obra femenina, no ha sido suficiente para recomponer las pérdidas registradas. Para la OIT, la disparidad es más importante en los países de ingresos medianos altos, donde se prevé que la tasa de empleo de las mujeres en 2022 sea 1,8 puntos porcentuales inferior a la de 2019, frente a una diferencia de solo 1,6 puntos porcentuales en el caso de los hombres, a pesar de que, para empezar, las mujeres tienen una tasa de empleo de 16 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres.
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